5. oct., 2022

Una copa de vino

Me disculpo con los amantes del vino por lo siguiente, pero personalmente no me gusta el vino, en ninguna de sus presentaciones ni combinaciones, mi paladar lo ha rechazado toda la vida, pero por alguna razón los hombres siempre lo traen a la misma. Aunque sea difícil de creer, solo he tomado vino dos veces en mi vida, y ambas veces había un hombre involucrado.

La primera vez que probé el vino, fue vino tinto, con el primer sorbo, mi paladar lo sintió difícil de tragar, pesado, brusco, lo sintió como algo que tenía que soportar en vez de disfrutar, incluso lo combine con quesos y jamones, y su dominante sabor no me dejaba disfrutar de lo demás, lo estaba tomando con el hombre que pensé que sería mi primer y último amor, al final de la botella de vino, mi cuerpo lo rechazó, y tuve una romántica cita con el inodoro, una cita donde literalmente di todo lo que tenía, o mejor dicho, mi estómago dio todo lo que teníamos.

La segunda vez que tomé vino, fue blanco, en mi apartamento, y definitivamente no estaba con el amor de mi vida, pero después de unas copas, me di cuenta que estaba con el acoston de la misma,  y la verdad no pude estar mejor, al beber la copa de vino con él, no sé si fue su increíble vibra invadiendo mi cuerpo o lo dulce del vino, lo que mi paladar y cuerpo no rechazaron. Mi paladar se sentía excitado por lo suave y dulce que fue el vino al beberlo, y mi cuerpo, lo estaba aún más de vibrar de nuevo.

Después del vino, tuve una cita aún más romántica de la que pude haber tenido con el inodoro, tuve una cita en mi cama con el hombre más divertido y dulce que he conocido hasta el día de hoy, y por primera vez lo entendí. Yo era de las mujeres que prefieren beber vino blanco, el vino suave, dulce, cuidadoso y cero agresivo, yo quería tomar el vino que al tocar mi paladar se sintiera como hacer el amor, fácil de beber, fácil de aceptar, fácil de amar. El vino que no te mata, si no, te revive.

Así que, en la vida hay dos tipos de hombres, el hombre que se siente como el vino tinto, duro, difícil, insoportable, complicado, brusco, doloroso y aún así lo bebemos, porque las primeras copas se sienten excitantes y emocionantes, hasta que todo eso, se pudre dentro de nosotros y el cuerpo lo empieza a rechazar, pero aún así, lo volveríamos a beber, porque mientras haya emoción, que es un poco de dolor. Y después, los hombres que saben a vino blanco, a dulzura, pasión, suavidad, deseo, que al beberlo, se siente más como hacerle el amor a tu paladar, que lo excitante y emocionante permanece, porque su sabor es genuino y no puede lastimarte.

Sin embargo, solo estoy hablando de mis dos amores como vinos, porque al final, el exceso de ambos, nos pueden aniquilar, pero yo siempre elegiré ser aniquilada por un vino suave y gentil.