¿Quién es el problema?
Quizás sea el amor moderno, las relaciones tan pasajeras o los hombres de mi generación, que me hacen sentir que el problema soy yo, y aunque tal vez sea apresurado el señalarme con el dedo por todos mis amores fallidos, al final el factor común de todos mis amores soy yo.
Tal vez sea mi independencia la que los aterra y les hace creer que jamás me podrán tener como algo más que un acostón, también podría ser la manera en la bailo en el centro de cada bar y me robo toda la atención lo que los hace pensar que mientras yo esté en su vida siempre serán un personaje secundario, y seamos realistas a lo largo de la historia ¿cuándo un hombre aceptó ser la sombra de una mujer?
A veces creo que les asusta la pasión y dedicación con lo que hago cada cosa de mi vida, tal vez piensan que la pasión y dedicación viene de la mano del compromiso, tal vez les ofende mi sinceridad al admitir que no alcancé el orgasmo o tal vez les ofende que lo actué.
Quizás soy tan buena en la cama que creen no merecer una mujer así o probablemente son hombres que tienen traumas sin resolver, que cargan sus daños de niñez, que no sé conocen a sí mismos y creen que jamás merecían un amor bueno, tranquilo, real y es por está razón que se asustan cuando soy tan buena, y creanme, no es que pretenda ser la mujer más buena de todas, es que así soy.
Soy buena, dulce, frágil, a veces soy gigante y otras veces soy tan diminuta, soy una mujer independiente capaz de comerse el mundo de un bocado y otras veces soy una niña llorando en la entrada de su casa mientras ve a su padre marcharse y tal vez todo lo que soy les asuste, tal vez soy un problema demasiado grande que amar y por eso ninguno me ama después de venirse.
Porque todos mueren porque sea suya, por una noche, pero realmente ninguno quiere cogerme cada mañana al despertar, ninguno quiere darme más de un orgasmo, ninguno se atreve a sacarme a bailar, ninguno puede hacerme suya de verdad.
Y tal vez como la mujer independiente que soy no debería admitir que sueño con el día que algún hombre me haga suya por más de una noche
Lo que realmente quiero
Como los hombres no son buenos para las indirectas, creo que a las mujeres no nos queda otra opción que escribir lo que realmente esperamos del próximo hombre con el que salgamos, quiero una cita, de esas donde me pongo una linda lencería a juego y encima un vestido lo suficientemente corto para que toque mi pierna mientras conduce.
Quiero una cita de esas donde pasa por mi a las 7pm en su carro y vamos por unos cócteles, una cita donde podamos hablar durante horas y sí la conversación fue lo suficientemente excitante dejar que su mano me suba mi pequeño vestido.
Quiero una de esas citas donde se esfuerzan por impresionarme, donde me hacen sentir como el centro del mundo, quiero sentirme deseada, para que al final de la noche le pueda enseñar mi lencería y algo más, quiero que al final de la noche nos besemos durante horas y poder saborear de sus labios el whisky a las rocas que él tomó.
Quiero que empecemos siendo dos y terminemos siendo uno, quiero que él esté tan adentro de mí hasta que olvidé que en la primera cita no se tiene sexo, quiero química, de esa que termina en orgasmos, quiero que sus manos decoradas con anillos guíen el movimiento de mis caderas encima de él, quiero que me tomé por la cara y me mire fijamente a los ojos, quiero crear una conexión de esas que te obligan a volver a esa persona, quiero que su cadena choque con mi rostro, quiero hacerlo hasta que amanezca y cuando terminemos, quiero volverlo a hacer.
Quiero el tipo de cita con las que se puede iniciar una gran historia de amor.
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